Ser mamá minera es enfrentar un sinfín de retos en la crianza de mis hijas y en mi labor como operadora. Como trabajadora del área de Procesos, constantemente nos enfrentamos a diversas situaciones en planta. La reducción del mineral, los cambios constantes y la necesidad de optimizar la producción para mantener la seguridad y eficiencia son algunos de los retos a los que nos enfrentamos.

Como madre también enfrento un camino desafiante y a la vez flexible. Vivo en la comunidad El Tingo, cerca de la operación, y como tengo el régimen 8×8 a veces me voy a la ciudad (Cajamarca) porque mi hija mayor estudia allá. Aprovecho cada momento al máximo para estar con mis hijas Luciana y Cloe. Con estas experiencias siento que me he ido adaptando a mi rol como madre y minera.

Kely Gil y su hija Luciana

En casa, mi hija mayor estudia con el apoyo de la tecnología y aprendo junto a ella para trabajar de manera más inteligente y mejorar las actividades en mi hogar y en la operación. Además, trabajamos con un equipo, junto a mi esposo y mi hija Luciana nos dividimos las tareas del hogar.

Cuando fui madre por primera vez y después de estar con licencia, tuve que dejar a mi hija muy pequeña para ir a trabajar. Fue difícil llevar la situación, alejarme de mi pequeña fue, sin duda, un gran desafío que con el tiempo lo fui superando. Poco a poco me adapté a mi rol como madre y trabajadora. He aprendido que la maternidad no se limita a estar físicamente presente con mis hijas, sino que también implica brindarles amor, apoyo y tiempo de calidad.

A mis hijas Luciana y Cloe les diría que siempre habrá desafíos y obstáculos en la vida, pero todo se puede lograr. Con confianza, organización y disfrutando cada momento, verán que podrán alcanzar cualquier meta que se propongan.

Escribe un comentario